La salud de tu motor depende en gran medida de la calidad del aceite que uses. La oxidación del aceite es un proceso natural que ocurre cuando el aceite entra en contacto con el oxígeno, el calor y los contaminantes. Este proceso descompone el aceite, lo que genera ácidos y lodos que pueden dañar seriamente las partes internas del motor. Veamos el tema en profundidad.
Es un cambio químico intrínseco en la base del aceite lubricante, lo que lo hace un desafío complejo de manejar. Este proceso sigue una secuencia de 4 etapas que revelan su complejidad:
Inicio (formación de radicales)
La oxidación comienza con la presencia de una fuente de energía, como el calor o la luz. Los metales de desgaste pueden catalizar este proceso, afectando especialmente a moléculas no saturadas o aromáticas.
Nota: Las moléculas no saturadas (que contienen enlaces dobles o triples entre átomos de carbono) y las moléculas aromáticas (como el benceno y sus derivados) se consideran más reactivas en comparación con las moléculas saturadas. Esto se debe a que los enlaces múltiples en las moléculas no saturadas y la estructura cíclica conjugada de las moléculas aromáticas pueden proporcionar sitios de reacción adicionales o una mayor facilidad para participar en procesos químicos, lo que puede hacer que sean menos estables en ciertos contextos.
Propagación en cadena
Los radicales alquil (grupos de átomos de carbono muy reactivos) formados reaccionan con el oxígeno para formar radicales alquil peroxi, desencadenando una reacción en cadena que continúa mientras haya oxígeno disponible.
Ramificación de cadena
A temperaturas elevadas, se forman diversos productos, incluyendo polímeros (moléculas grandes formadas por la unión repetitiva de moléculas más pequeñas o monómeros, a través de enlaces químicos) que aumentan la viscosidad del aceite y eventualmente se convierten en depósitos de lodos y barnices.
Terminación de cadena
La reacción final ocurre cuando dos radicales se combinan para formar una molécula estable de hidrocarburo. Esta etapa finaliza la reacción en cadena de oxidación, ya que los radicales reactivos se consumen y no quedan más disponibles para iniciar nuevas reacciones de oxidación. Este proceso de terminación ayuda a estabilizar el sistema químico al detener la propagación continua de la reacción en cadena. pero lo hace en un punto en el que la nueva molécula termina siendo normalmente más viscosa, más ácida y menos estable térmicamente que las moléculas originales, por lo que se reduce su capacidad lubricante.
La oxidación es un proceso natural que degrada los aceites lubricantes, disminuyendo su rendimiento y acortando su vida útil. Diversos factores influyen en la velocidad a la que se produce este fenómeno:
Naturaleza de los Hidrocarburos
Los hidrocarburos saturados ofrecen la mayor resistencia inherente a la oxidación, actuando como la primera línea de defensa. Son más abundantes en bases grupo II y III (aceites base con mayor grado de refinación, según "American Petroleum Institute" o API), haciéndolas intrínsecamente más estables.
Aditivos antioxidantes
Son esenciales para cualquier aceite lubricante, ya que neutralizan los radicales libres que causan la oxidación. Existen diferentes tipos de antioxidantes, cada uno con mecanismos de acción específicos. Su selección adecuada depende de las condiciones de operación del aceite.
Sin antioxidantes, ningún grupo de aceites básicos exhibiría la estabilidad a la oxidación requerida por las aplicaciones exigentes de la actualidad.
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Los antioxidantes desempeñan un papel fundamental en la protección y el mantenimiento de la integridad del lubricante. Estos compuestos químicos actúan como escudos moleculares, combatiendo los agentes oxidantes que amenazan la salud del aceite a nivel microscópico.
Los antioxidantes trabajan a través de diversos mecanismos para neutralizar los radicales libres y otras especies reactivas que pueden dañar las superficies metálicas, el aceite lubricante y otros componentes de un motor o maquinaria industrial.
Primarios
También conocidos como barredores de radicales libres, estos antioxidantes donan átomos de hidrógeno para desactivar los radicales libres, impidiendo que inicien reacciones en cadena que causan daños. Ejemplos comunes incluyen fenoles inhibidos y aminas aromáticas.
Secundarios
Estos antioxidantes, también llamados descomponedores de peróxidos, reaccionan con los peróxidos inestables, convirtiéndolos en moléculas más estables y menos dañinas. El dialquilditiofosfato de cinc es un ejemplo frecuente de un antioxidante secundario.
Desactivadores de metales
Estos compuestos actúan como quelantes, formando complejos con iones metálicos que evitan que se catalice la oxidación, previniendo así su actividad dañina. De esta manera desactivan a los iones metálicos, volviéndolos inofensivos. Los desactivadores de metales se clasifican en dos grupos principales:
La oxidación del aceite degrada el aceite, disminuyendo su rendimiento y acortando la vida útil de tu motor. Y, a pesar de ser un proceso natural, puedes evitarlo.
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