La contaminación con glicol es una de las causas más importantes de la falla en los motores, debido a sus efectos extremadamente nocivos. El glicol es un contaminante que, en concentraciones muy bajas en comparación con otros elementos tales como el agua o el polvo, puede conducir a un modo de falla catastrófico con un intervalo P-F muy reducido.
Esta sustancia nociva es el principal ingrediente de las mezclas refrigerantes utilizadas en motores de combustión interna. Se mezcla generalmente en proporciones cercanas al 50/50 con agua y un paquete de aditivos que varía según la aplicación: servicio automotriz liviano o servicio pesado.
Los aditivos que se le agregan a las mezclas refrigerantes se ocupan de proteger al sistema de la cavitación y la corrosión, evitar la formación de incrustaciones, mantener el pH y evitar la formación de espuma. De la misma manera que los aditivos detergentes en el aceite lubricante, estos aditivos proveerán concentraciones variables de sodio (Na), potasio (K), boro (B) e incluso silicio (Si) en el caso de refrigerantes para servicio liviano.
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ANÁLISIS DE ACEITE: 6 LINEAMIENTOS PARA UNA CORRECTA INTERPRETACIÓN
El glicol es veneno para el aceite, ya que:
Se oxida hasta formar ácidos orgánicos tales como ácido glicólico, de la familia de los ácidos carboxílicos, precursores de los ésteres. También forma ácido oxálico, ácido fórmico y ácido carbónico. Estos ácidos favorecen la corrosión de componentes tales como cojinetes y otras piezas metálicas.
Favorece la precipitación de los aditivos metálicos presentes en el aceite lubricante, principalmente agentes antidesgaste, detergentes y dispersantes, que forman “bolas de aceite”, de características abrasivas.
La precipitación de aditivos dispersantes favorece la pérdida de capacidad dispersante del aceite, por lo que los contaminantes comienzan a depositarse en el motor.
Favorece al taponamiento de filtros, como consecuencia de los dos puntos anteriores, incluso formando geles y lodos en zonas de resortes de válvulas o cárter del motor.
Genera aumento de viscosidad y oxidación del aceite, lo cual limita drásticamente la vida útil del mismo.
Para detectar glicol en el aceite, se debe seguir la tendencia de sodio (Na) y potasio (K) en el análisis de aceite usado. Ambos elementos están presentes en distintas concentraciones en los paquetes de aditivos de los refrigerantes industriales inorgánicos o híbridos para servicio pesado y no se encuentran en ningún paquete de aditivos de lubricantes. Incrementos sustanciales de ambos elementos son un indicativo de la existencia de una fuga de refrigerante en un motor de combustión interna, aun si haberse detectado agua en el análisis, el cual es parte de la mezcla refrigerante (ver gráfico).
Si se utilizan refrigerantes automotrices, entonces el silicio (Si) también puede ser un indicativo, ya que está presente en forma de silicatos en el paquete de aditivos del refrigerante.
Si se utilizan refrigerantes orgánicos, en algunas ocasiones estos productos contienen algún componente metálico como trazador. Se debe conocer la formulación, consultando al proveedor, de manera de conocer cuál es este elemento para poder darle seguimiento.
Al determinar la presencia de glicol en el aceite, de inmediato, se debe buscar el origen de la fuga. Se sugiere usar colorantes en el líquido refrigerante, que se pueden adquirir en forma de pastillas o de líquido y luego efectuar la detección por medio de una luz ultravioleta. En ocasiones será necesario utilizar un boroscopio (endoscopio industrial) para detectar el cilindro donde la fuga está localizada, en especial cuando se detecta Sodio / Potasio y no se detecta agua, ya que es indicativo de que la fuga está en la zona superior de una tapa de cilindro. En estos casos, el agua de la mezcla refrigerante agua + glicol, el agua se evapora en la cámara de combustión, pero los aditivos como Sodio y Potasio permanecen y decantan al aceite del motor.
No dude en consultar a un ingeniero líquido de Castrol sobre la mejor forma de interpretar este tipo de análisis de aceite usado.
Prevenir siempre es mejor que curar.
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